Cordón García, José AntonioAlonso Arévalo, JulioCongreso Nacional de Bibliotecas Públicas (5º. 2010. Gijón)2010-12-232010-12-232010https://hdl.handle.net/10421/4882Con la llegada de los nuevos dispositivos de lectura de libros electrónicos que fundamentalmente deben su aceptación por parte del público a la comodidad de lectura que supone disponer de pantallas no retroiluminadas basadas en una tecnología denominada "tinta electrónica", estamos asistiendo a un fenómeno mediático que está presente en el día a día en los medios de comunicación (prensa, internet y televisión) y que está centrando la preocupación de editores, autores, bibliotecas, lectores. Unos y otros quieren tener su espacio para capitalizar la creciente popularidad de los lectores de libros electrónicos. La industria editorial se está mostrando cautelosa ante esta nueva situación ya que, por una parte, no quiere perder su cuota de mercado, y por otra siente que con el libro electrónico puede perder parte del control de una industria que ha capitalizado durante más de cinco siglos. Las bibliotecas en nuestro país están empezando a ofrecer servicios con libros electrónicos de dos formas distintas. Si hay que diferenciar en las políticas de adquisición que están llevando a cabo las editoriales ante este fenómeno, que implica quizás los aspectos más problemáticos como es el tema de usos, intereses de unos y otros sectores implicados y la preservación de los derechos de autor. La política de las editoriales científicas es la misma que se ha utilizado con las revistas electrónicas; es decir, no se compra el libro, si no una licencia de acceso que establece unos usos permitidos; tampoco supone una compra unitaria, si no que nos suscribimos a un paquete cerrado que centra los intereses de nuestros usuarios, y en cuanto a los usos permite la descarga multiusuario de cualquier miembro de la comunidad que debe identificarse a través de una intranet. El sistema de adquisiciones que se está llevando a cabo en las colecciones de bibliotecas públicas está siendo mucho más restrictivo; el libro se presta con un gestor de derechos digital (DRM) que limita los usos y las capacidades de uso multiusuario del formato electrónico, y si la biblioteca quiere disponer de más ejemplares para prestar deberá de comprar más licencias, es decir su funcionalidad es prácticamente la del libro físico: una persona un préstamo. La política de precios también es diferente respecto al precio de venta al público, sobrecargándose hasta casi triplicar su precio por unidad. En esta comunicación analizamos el fenómeno y sus repercusiones en todos los agentes y aspectos del proceso. (Resumen del autor)eshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/Las políticas de adquisición de libros electrónicos en bibliotecas: licencias, usos y derechos de autorTextPolítica de adquisicionesLibros electrónicosDerechos de autor